Para @SrPICHAku
La lluvia caía suave y
cálida. Medicham miraba fijamente a su adversario, Axew a su lado no se atrevía
a pestañear por si se perdía algo. De repente cayó un rayo a lo lejos, lo que
hizo sobresaltar a su compañero, aunque Medicham no se había dado ni cuenta. Se
abalanzó sobre su oponente a mucha velocidad y asestó un puñetazo del que
salieron chispas. El rival cayó al suelo y Medicham aprovechó para cogerlo,
lanzarlo por los aires y asestarle otro golpe, esta vez había
saltado por encima de su oponente y le había dado una patada que lo hizo volver
al suelo con fuerza. Medicham cayó con suavidad sobre sus pies. Se acercó y devolvió
el muñeco a su posición.
—Puño trueno y Patada salto alto. —Dijo
Medicham, pero Axew la miró extrañado sin decir nada —Son los movimientos que
he usado—. Dijo ella, devolviendo la mirada a Axew. —Sé que son movimientos que
no puedes usar pero quédate con la estrategia. Tú y yo somos Pokémon muy
diferentes Axew, puedo enseñarte a luchar, pero tienes que buscar tu propio
estilo de combate—. Axew se quedó mirando al muñeco que hizo Medicham con un
tronco de un árbol—. Lo... entiendo. Tengo que ser rápido, atacar antes de que
se dé cuenta y rematar en el aire —. Medicham sonrió y cogió al muñeco.
—Volvamos, estamos empapados.
Una vez en la cueva Medicham y Axew juntaron unas ramas y
con pedernal encendieron una pequeña hoguera para calentarse. Hacía unas
cuantas semanas que Medicham había acogido a Axew pero seguía sin saber nada de
él, a su parecer ni el pequeño dragón lo sabía. Había intentado todo lo posible
para que recuperara la memoria pero no tuvo éxito. Aun así, por algún motivo
Medicham confiaba en él, quizá era demasiado confiada últimamente, pero no
podía dejar a ese pequeño abandonado. Aún tenían de caer las hojas de los
árboles pero pronto empezaría la época fría. Y con lo sensibles que son los
dragones al frío no sobreviviría ni una quincena.
— ¿Crees que va a dejar de llover pronto? —Preguntó Axew
mientras acercaba las patas delanteras a la hoguera. —Nunca me ha gustado la
lluvia, hace frío y no se puede estar en el exterior —. Medicham notó tristeza
en la voz de Axew, pero ella sabía que no estaba así por la lluvia, tenía que
distraerlo. — ¿Te he contado alguna vez mi expedición a las cataratas que hay
al oeste? —Axew negó con la cabeza y se apoyó en una roca mirándola con
interés.
—Aún era un Meditite para aquel entonces —. Empezó
Medicham. — Era una inexperta en todo, no tenía ni idea de defenderme ni de qué
tenía que hacer para sobrevivir. Ni siquiera sabía usar mis poderes psíquicos
correctamente. Pero era muy curiosa y una vez escuché a un par de Pokémon
hablando sobre una cueva misteriosa detrás de unas cataratas. No sabía qué
había pero tenía tanta curiosidad que tuve que ir. Así que a la mañana
siguiente me dirigí hacia allí, el camino fue largo, aunque por suerte no me
encontré con ningún Pokémon agresivo, ese bosque era bastante tranquilo en
aquella época. La mayoría de Pokémon voladores habían emigrado más al sur
porque empezaba a hacer frío, como ahora, y otros como Ursaring ya estaban
hibernando.
Cuando llegué
a las cataratas, no sabía qué hacer, eran tan altas y el agua caía con tanta
fuerza… Tenía miedo de que me hiciera daño atravesándolas. Así que me senté en
una roca delante del agua e intenté pensar una forma de entrar. Ni siquiera
sabía si había una cueva de verdad, podría estar a punto de arriesgar mi vida
por nada. Hasta que decidí que tenía que saberlo. Tenía que saber si había algo
ahí atrás y si lo había, tenía que ver lo que era. Así que me levanté, cogí
carrerilla y empecé a correr hacia las cataratas. Cada paso que daba hacía que
tuviera más miedo, estaba aterrada pero no podía parar. Y justo al final de la
roca cerré los ojos y salté.
Axew tragó saliva y se quedó mirando a Medicham
expectante. — ¿Y qué pasó? ¿Había una cueva? — Medicham sonrió y continuó contando la historia. — ¿Tú
qué crees? Si hubiese habido una pared de rocas lo más probable es que ahora no
estuviera aquí. Sí… había una cueva, pero no una cueva cualquiera. Era la cueva
más bonita que había visto nunca, el techo era tan alto como la cascada, el río
pasaba por encima de la cueva así que caían algunas gotas del techo. Con el
paso del tiempo toda esa agua se había juntado para formar un pequeño
lago dentro de la cueva. Un lago que brillaba con todos los colores del arcoíris
porque cuando el sol estaba es la posición correcta, la luz traspasaba el agua
que hacía de puerta y creaba un arcoíris que pasaba por toda la cueva. Dentro
no había más que el sonido del agua cayendo. Ahí es dónde me di cuenta de que
quería ser mejor, para poder explorar muchos más lugares como ese. Me pasé días
y días, incluso meses entrenando en esa cueva, practiqué mis poderes tanto psíquicos como físicos.
Hasta que un día fui lo suficiente fuerte como para
evolucionar. Pero era tal la belleza de ese lugar que no quería irme y eso
empezaba a ser un problema. Así que un día, me convencí y le dije adiós para no
volver. Me sentía afortunada de haber presenciado ese sitio pero hay muchos más
sitios que quiero descubrir. —Medicham se quedó mirando las brasas que quedaban
en la hoguera, melancólica. —Decidido. —Dijo Axew a la vez que se levantaba —.
Voy a acompañarte, yo también quiero ver estos sitios tan maravillosos, además
tú me puedes enseñar a luchar, hasta ahora has sido una gran maestra. —Medicham
se quedó desconcertada —. Pensaba que querías recuperar la memoria Axew, aunque
como quieras. Será un placer tenerte de compañero. —Axew sonrió alegremente y
se dirigió a la salida de la cueva —. Yo… no es que me importe recuperar la memoria,
ahora yo estoy feliz contigo, y presiento que vamos a ser buenos amigos. Además
no sabemos cómo podría recuperar la memoria. Es mejor no preocuparse por eso
ahora. — Medicham sonrió y se puso a su lado —. Ya está parando de llover.