sábado, 24 de enero de 2015

Groudon, el Rey de los Continentes



Una voz susurraba a lo lejos. Groudon abrió lentamente los ojos y se fijó en esa figura tan brillante y maravillosa que bien podría ser un Dios. Le dijo unas pocas palabras y desapareció. Miró a su alrededor y entonces vio el mar de lava que se extendía hasta dónde alcanzaba la vista. Con sus grandes patas avanzaba a gran velocidad. Para él toda esa lava no era más que un suave líquido espeso que le rozaba el cuerpo hasta la cintura. Su cuerpo era mucho más caliente que la propia tierra fundida. Tras horas caminando por aquel mar rojo no había encontrado más que lava. 

Finalmente vio un pilar de rocas en el cuál relucía algo brillante, del color del magma, tan brillante que casi se podía confundir con una estrella. Se dirigió hacia el pilar y cuando estuvo arriba vio una gema no más grande que sus ojos. Se acercó hasta a ella cuando empezó a brillar aún más, a la vez que sentía que una gran fuerza se liberaba en su interior. Sintió como si ardiera, los símbolos de su cuerpo empezaron a derretirse hasta convertirse en el mismo magma que le rodeaba. Notó como sus huesos y músculos empezaban a crecer, el suelo cada vez estaba más lejos y el mundo empezaba a volverse de un rojo brillante. Groudon perdió el control. Tenía tanto poder en su interior que no era capaz de controlarlo.

Groudon golpeó la tierra que tenía debajo los pies con toda su furia y partió el pilar por la mitad. Empezó a andar con su pesado cuerpo, cada paso que daba hacía que se hundiera más en el mar rojo. Groudon se concentró para reunir toda su fuerza para dar un golpe que hizo temblar todo el planeta. Fue entonces cuando el magma empezó a solidificarse y a la vez empezaron a estallar volcanes por todo el mundo. A medida que la lava de los volcanes iba cobrando terreno y a su vez solidificándose, se fueron creando miles y miles de kilómetros de tierra sólida.

Hectáreas de tierra se expandieron por todo el planeta. Desde altas montañas a suaves llanuras. Había metales, gemas y minerales. Hectáreas completamente de oro o diamante se expandían por todo el mundo. Pero pese a toda la tierra sólida que se expandió en tan solo un par de días, las temperaturas seguían siendo desproporcionalmente elevadas. Groudon seguía solo en el mundo, pues tales temperaturas hacían que nada pudiera cobrar vida, ni plantas ni pokémon.

Pasaron los meses y Groudon seguía expandiendo la tierra por el planeta, cuando divisó la misma luz brillante que vio el día de su nacimiento. Estaba a cientos de kilómetros de distancia pero aun así podía verla pues era más brillante que el mismo sol. Tras horas de caminar llegó y aunque la luz ya había desaparecido hace horas, lo supo al ver ese mar de agua que terminaba más allá de dónde le alcanzaba la vista.

Una ola gigante se abalanzó contra Groudon de repente, no movió ni un músculo y en cuanto el agua le cayó encima se evaporó antes de tocarlo. Pues con su habilidad el agua se evaporaba al instante, de hecho, la costa ya empezaba a hervir y a soltar vapor. A lo lejos, dentro del agua se vio a un pokémon azul mucho más grande que Groudon. Agitó una de sus enormes aletas para provocar otra ola gigante, la cual volvió a evaporarse. Se oyó un grito de Kyogre seguido de una luz azulada y cegadora. Empezó a llover con mucha fuerza, tanta fuerza que parecía que vaciaran un océano encima de la Tierra. Pero a la vez, hacía un sol cegador que evaporaba el agua. Toda esa mezcla de climas hizo que el mundo se volviera loco, y los mares y continentes aparecían y desaparecían rápidamente.

Groudon estuvo días combatiendo contra su archienemigo. Pero los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Parecía que esa lucha era eterna,  Groudon no parecía nada cansado y Kyogre más de lo mismo. Con esa batalla devastadora no parecía que hubiera manera de que el mundo estuviera en paz. Hasta que un día una luz brillante del cielo descendió, parecía una estrella cayendo del cielo.

Tras unos minutos el meteorito estalló contra la Tierra, el golpe hizo temblar toda el planeta. Un Pokémon apareció de dónde cayó el meteorito, era verde y alargado y parecía tener unas cintas naranjas que le colgaban de los cuernos y la mandíbula. Rayquaza, enfurecido se acercó a los Pokémon enfrentados y con su habilidad amainó las tormentas y las sequías. Una ráfaga de viento rodeó a los Pokémon que volvieron a sus formas originales. Ambos Pokémon sometidos ante tal poder se vieron obligados a retroceder y se alejaron.

Kyogre se hundió en el agua mientras Groudon se dirigía a uno de los volcanes más cercanos, subió por la ladera y se sumergió dentro de la lava del volcán, cerró los ojos y se sumió en un sueño profundo que se mantuvo hasta millones de años después.

4 comentarios:

  1. Podrías hacer un historia con Swampert

    ResponderEliminar
  2. Me encanto! Yo soy fanático de estos 3 pokemones, y también del trio de perros legendarios... Me gusto mucho tu historia, sigue así...!

    ResponderEliminar
  3. Me encantó rayquaza y kyogre, quiero que hagas una historia de ellos.
    Benja

    ResponderEliminar
  4. Me gusto mucho tu historia yo soy un fan de Pokémon y le doy un 100/10

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.