Imagen sacada de: http://mark331.deviantart.com/
Una voz susurraba a lo lejos. Groudon abrió lentamente
los ojos y se fijó en esa figura tan brillante y maravillosa que bien podría
ser un Dios. Le dijo unas pocas palabras y desapareció. Miró a su alrededor y
entonces vio el mar de lava que se extendía hasta dónde alcanzaba la vista. Con
sus grandes patas avanzaba a gran velocidad. Para él toda esa lava no era más que un suave líquido espeso que le rozaba el cuerpo hasta la cintura. Su cuerpo era
mucho más caliente que la propia tierra fundida. Tras horas caminando por aquel mar
rojo no había encontrado más que lava.
Finalmente vio un pilar de rocas en el cuál relucía algo brillante, del color del magma, tan brillante que casi se podía confundir con una estrella. Se dirigió hacia el pilar y cuando estuvo arriba vio una gema no más grande que sus ojos. Se acercó hasta a ella cuando empezó a brillar aún más, a la vez que sentía que una gran fuerza se liberaba en su interior. Sintió como si ardiera, los símbolos de su cuerpo empezaron a derretirse hasta convertirse en el mismo magma que le rodeaba. Notó como sus huesos y músculos empezaban a crecer, el suelo cada vez estaba más lejos y el mundo empezaba a volverse de un rojo brillante. Groudon perdió el control. Tenía tanto poder en su interior que no era capaz de controlarlo.
Finalmente vio un pilar de rocas en el cuál relucía algo brillante, del color del magma, tan brillante que casi se podía confundir con una estrella. Se dirigió hacia el pilar y cuando estuvo arriba vio una gema no más grande que sus ojos. Se acercó hasta a ella cuando empezó a brillar aún más, a la vez que sentía que una gran fuerza se liberaba en su interior. Sintió como si ardiera, los símbolos de su cuerpo empezaron a derretirse hasta convertirse en el mismo magma que le rodeaba. Notó como sus huesos y músculos empezaban a crecer, el suelo cada vez estaba más lejos y el mundo empezaba a volverse de un rojo brillante. Groudon perdió el control. Tenía tanto poder en su interior que no era capaz de controlarlo.
Groudon golpeó la tierra que tenía debajo los pies con
toda su furia y partió el pilar por la mitad. Empezó a andar con su pesado
cuerpo, cada paso que daba hacía que se hundiera más en el mar rojo. Groudon se
concentró para reunir toda su fuerza para dar un golpe que hizo temblar todo el
planeta. Fue entonces cuando el magma empezó a solidificarse y a la vez empezaron
a estallar volcanes por todo el mundo. A medida que la lava de los volcanes iba
cobrando terreno y a su vez solidificándose, se fueron creando miles y miles de kilómetros de tierra sólida.
Hectáreas de tierra se expandieron por todo el planeta.
Desde altas montañas a suaves llanuras. Había metales, gemas y minerales.
Hectáreas completamente de oro o diamante se expandían por todo el mundo. Pero
pese a toda la tierra sólida que se expandió en tan solo un par de días, las
temperaturas seguían siendo desproporcionalmente elevadas. Groudon seguía solo
en el mundo, pues tales temperaturas hacían que nada pudiera cobrar vida, ni
plantas ni pokémon.
Pasaron los meses y Groudon seguía expandiendo la tierra por el planeta, cuando
divisó la misma luz brillante que vio el día de su nacimiento. Estaba a cientos
de kilómetros de distancia pero aun así podía verla pues era más brillante que el mismo sol. Tras horas de caminar llegó y aunque la luz ya había desaparecido hace
horas, lo supo al ver ese mar de agua que terminaba más allá de dónde le alcanzaba la vista.
Una ola gigante se abalanzó contra Groudon de repente, no movió ni un músculo y en cuanto el agua le cayó encima se evaporó
antes de tocarlo. Pues con su habilidad el agua se evaporaba al instante, de
hecho, la costa ya empezaba a hervir y a soltar vapor. A lo lejos, dentro del
agua se vio a un pokémon azul mucho más grande que Groudon. Agitó una de sus
enormes aletas para provocar otra ola gigante, la cual volvió a evaporarse.
Se oyó un grito de Kyogre seguido de una luz azulada y cegadora. Empezó a llover con mucha fuerza, tanta fuerza que parecía que vaciaran un océano encima de la Tierra. Pero a la vez, hacía un sol cegador que evaporaba el agua. Toda esa
mezcla de climas hizo que el mundo se volviera loco, y los mares y continentes
aparecían y desaparecían rápidamente.
Groudon estuvo días combatiendo contra su archienemigo.
Pero los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Parecía que
esa lucha era eterna, Groudon no parecía nada cansado y Kyogre más de lo mismo. Con esa batalla devastadora no parecía que hubiera manera de que
el mundo estuviera en paz. Hasta que un día una luz brillante del cielo descendió, parecía una estrella cayendo del cielo.
Tras unos minutos el meteorito estalló contra la Tierra, el golpe hizo temblar toda el planeta. Un
Pokémon apareció de dónde cayó el meteorito, era verde y alargado y parecía tener unas cintas
naranjas que le colgaban de los cuernos y la mandíbula. Rayquaza, enfurecido se
acercó a los Pokémon enfrentados y con su habilidad amainó las tormentas y las
sequías. Una ráfaga de viento rodeó a los Pokémon que volvieron a sus formas
originales. Ambos Pokémon sometidos ante tal poder se vieron obligados a
retroceder y se alejaron.
Kyogre se hundió en el agua mientras Groudon se dirigía a
uno de los volcanes más cercanos, subió por la ladera y se sumergió dentro de
la lava del volcán, cerró los ojos y se sumió en un sueño profundo que se mantuvo
hasta millones de años después.