Imagen sacada de: http://all0412.deviantart.com/
Si quieres saber lo que pasó antes de este cuento lee estos primero (no son necesarios):
- El Bulbasaur Explorador I
- El Bulbasaur Explorador II
- El Bulbasaur Explorador I
- El Bulbasaur Explorador II
Ya empezaba a hacer el frío glacial de todos los años, y
seguía sin encontrar ni rastro de su hijo. Venusaur llevaba mucho tiempo lejos
de casa en busca de su pequeño Bulbasaur desaparecido. Desde el momento en que
oyó al Scolipede sabía que
pasaba algo, en ese mismo instante salió disparada para ver qué pasaba pero lo único que encontró fue el Scolipede con el que había luchado antes, gritando desde lo alto de la
cascada. Pero su instinto de madre le decía que había pasado algo con alguno de sus hijos.
Volvió al Gran Árbol para asegurarse de que todos estaban bien. Pero se dio cuenta de que faltaba su hijo menor. Quiso esperar para ver si volvía solo, pero pasaron los días y Bulbasaur no volvía. Venusaur no podía estar más preocupada que cualquier otra madre, era su hijo, su pequeñín, el cual siempre tenía que defender de sus otros hermanos que se burlaban de él por ser débil. Tenía que encontrarlo.
Volvió al Gran Árbol para asegurarse de que todos estaban bien. Pero se dio cuenta de que faltaba su hijo menor. Quiso esperar para ver si volvía solo, pero pasaron los días y Bulbasaur no volvía. Venusaur no podía estar más preocupada que cualquier otra madre, era su hijo, su pequeñín, el cual siempre tenía que defender de sus otros hermanos que se burlaban de él por ser débil. Tenía que encontrarlo.
Dejó a su hijo mayor al cargo de los
demás tras contarles lo sucedido, ellos lo entendieron y la dejaron marchar. Ya
había pasado mucho tiempo desde que desapareció, y Venusaur se había recorrido
todo lo que conocía del bosque. Así que mucho a su pesar se dirigió en terreno
desconocido. Llegó a una pradera, había algunos Rhyhorn pastando pero nada
fuera de lo común, siguió caminando pero no veía nada más que
hierba y algún que otro Rhyhorn. Se encontró con un árbol de bayas, bayas
frambu, las favoritas de Bulbasaur.
En ese instante Venusaur recordó la
primera vez que Bulbasaur probó esas bayas, Bulbasaur mordió una y se le
abrieron los ojos como dos lunas llenas, se le formó una sonrisa de oreja a
oreja y empezó a saltar. Cogió todas las bayas frambu que pudo y se las comió
en un instante, esa noche tuvo dolor de barriga. Venusaur tuvo que pasar la
noche en vela para cuidar de él. Desde entonces no le dejó coger más de 4 bayas
frambu para que no se pusiera malo otra vez. El grito de un Tropius la devolvió
a la realidad, Venusaur se dio cuenta de que estaba llorando.
Usó sus látigos para secarse las lágrimas y cogió algunas bayas para comer y dárselas a Bulbasaur cuando lo
encontrara. Siguió caminando con los ojos bien abiertos pero no veía nada de
nada. La mayoría de árboles ya no tenían hojas ni bayas, suerte que algunas florecen en esa época tan fría.
Cuando ya estaba dejando la pradera a sus espaldas se metió en otro bosque, era igual que en el que había vivido, ya casi
ningún árbol tenía hojas. Después de mucho buscar sin éxito se encontró con una cueva,
estaba situada en el pie de una gran montaña. Como ya se estaba haciendo de
noche entró para refugiarse. Una vez que Venusaur encontró un sitio cómodo se
comió algunas bayas y cerró los ojos.
Esa noche soñó con Bulbasaur, Venusaur estaba
junto a él y sus otros hijos, todos jugaban en el Gran Árbol. Venusaur los
observaba, sonriendo. Lo único que desea una madre es que sus hijos
sean felices y crezcan sanos y fuertes, y en ese sueño todo parecía perfecto.
Pero todo oscureció y todos sus hijos empezaron a caer, uno por
uno desde su pequeño Bulbasaur a su hijo mayor Ivysaur. Todos caían en un
oscuro abismo sin fin y ella no podía hacer nada, sus piernas no se movían,
empezó a llorar y gritar. Los intentaba agarrar con sus látigos pero ya habían
desaparecido. Un golpe despertó a Venusaur.
Venusaur abrió los ojos, llorosos. Tenía la respiración acelerada y le temblaba todo, había sido un sueño, nada más. Pero su hijo seguía
desaparecido. Volvió a sonar un golpe, esta vez Venusaur se dio cuenta, venía
del fondo de la cueva. Empezaron a oírse más golpes, parecían pasos y cada vez
estaban más cerca. Venusaur se puso en alerta, intentó ver en la oscuridad pero
no veía nada, se dirigió lentamente hacia el interior de la cueva para ver si
veía algo.
Una figura enorme salió de la oscuridad,
era más o menos del tamaño de Venusaur, aunque tenía forma humanoide y parecía
que su cuerpo estaba hecho de metal. Tenía siete ojos, seis de ellos formaban
un círculo y el séptimo estaba en el centro. La criatura avanzaba hacia
Venusaur lentamente pero con agresividad. Cuando estuvo a una distancia lo
suficiente cerca para verse uno al otro pero no tanto como para llegarse a
tocar, la criatura de metal empezó a acumular energía con las manos. Venusaur
en seguida supo que iba a atacar, tal vez esa cueva era su hogar y lo había
molestado, aun así no podía irse. ¿Y si esa misma criatura se encontró con su
Bulbasaur? Tenía que averiguarlo y estaba dispuesta a luchar para ello.
La criatura lanzó su ataque aunque Venusaur
pudo esquivarlo, entonces sacó sus látigos y le rodeó con ellos,
intentó elevarlo para lanzarlo por los aires pero pesaba demasiado. En ese
momento de distracción la criatura agarró sus látigos y lanzó a Venusaur
por los aires. Pese a su gran peso salió volando y chocó contra la pared de la cueva que hizo que
se desprendiera parte de ella. Venusaur se levantó con dificultad,
dispuesta a seguir luchando, se encabritó y cayó con fuerza contra el suelo con ambas
patas delanteras, un temblor empezó a mover la tierra. Empezaron a caer rocas
por toda la cueva, eso pareció dañar bastante a la otra criatura, además una de
las rocas le dio de lleno y quedó atrapado.
Cuando parecía que lo tenía ganado,
empezaron a caer más rocas, el terremoto había sido excesivamente fuerte y la
cueva se estaba derruyendo. Mientras la otra criatura intentaba liberarse,
Venusaur vio que era imposible seguir avanzando, en cualquier momento la cueva
iba a cerrarse y tenía que salir de allí. Venusaur empezó a correr hacia el
exterior, exhausta por la lucha cada vez le costaba correr más. Cuando estaba a
punto de salir una roca le cayó encima y la dejó atrapada.
Usó sus látigos para quitársela pero seguían cayendo rocas. No podía moverse y sus fuerzas cada vez eran menos. La flor de la espalda se había roto, todas las hojas habían quedado desgarradas, y no sentía las patas. “Nunca voy a volver a ver a mi Bulbasaur” pensó Venusaur, “ni a mis otros hijos, todos los Bulbasaur e Ivysaur que he criado desde que mi primer retoño salió del huevo. Sé que se las arreglarán bien sin mí, son pokémon fuertes y listos. Lo único que lamento es no poder estar con ellos un poco más” Se oyó un grito dentro de la cueva, de la criatura metálica.
Usó sus látigos para quitársela pero seguían cayendo rocas. No podía moverse y sus fuerzas cada vez eran menos. La flor de la espalda se había roto, todas las hojas habían quedado desgarradas, y no sentía las patas. “Nunca voy a volver a ver a mi Bulbasaur” pensó Venusaur, “ni a mis otros hijos, todos los Bulbasaur e Ivysaur que he criado desde que mi primer retoño salió del huevo. Sé que se las arreglarán bien sin mí, son pokémon fuertes y listos. Lo único que lamento es no poder estar con ellos un poco más” Se oyó un grito dentro de la cueva, de la criatura metálica.
Entonces unas siluetas aparecieron de dentro del
bosque, ella levantó la cabeza y vio a todos sus hijos que se sentaron delante de
ella. “Estamos aquí mamá” Decía el Ivysaur mayor. “Estaremos
contigo hasta el final, pronto te reunirás con papá” seguían diciendo. “No
estés triste, vamos a arreglárnoslas, nos has criado bien” decía la pequeña
Bulbasaur. De entre todos sus hijos apareció su pequeño y querido Bulbasaur, “Sé lo que has hecho por mi mamá, no te preocupes, encontraré el
camino a casa para estar con mis hermanos, no te olvidaremos, eres nuestra madre y siempre estarás con
nosotros.” Con esas palabras, Venusaur cerró los ojos, el cansancio le podía. “Ya
es hora de que me reencuentre con el Venusaur del que me enamoré”. Una lágrima
le resbaló por la mejilla.
Me pareció fantástico y conmovedor
ResponderEliminarHola Uri, acabo de descubrir tu blog... tristemente veo que no se actualiza dede 2016. Quisiera conseguir la continuación de la saga "el Bulbasaur explorador", mi hijo está como loco queriendo saber el final! Tienes otro blog? Escribes en otra plataforma? Gracias!
ResponderEliminarMi hijo también quiere saber el final :-(
ResponderEliminarMe encantó la historia fue muy creativa me encanta ❤️
ResponderEliminarAwww
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